Sentir celos es parte de la naturaleza humana, es una respuesta emocional que ocurre como resultado de un complejo proceso psicológico que nunca es agradable.
Los celos representan una de las emociones más naturales o esenciales y al mismo tiempo, una de las más oscuras, dañinas e incómodas que existen.
Bien podríamos decir que nuestros celos, en gran parte, son entonces el resultado de nuestra inseguridad, nuestra poca capacidad para desarrollarnos como individuos independientes, el peso de nuestra calidad como sujetos sociales y en cierta medida, de nuestro profundo egoísmo.
Los celos dentro de cada relación de pareja pueden significar cosas diferentes. Los celos normales son aquellos en los que cada miembro de la pareja considera que el otro es atractivo para sí y para otro posible rival. Son los celos que mantienen la tensión sexual y establecen la necesidad de un código cerrado de fidelidad dentro de una relación.
Los celos naturales son los celos que causa el simple hecho de amar. Cuando uno ama, tiene miedo de perder el amor del otro. Es una condición natural. Lo importante es que estos celos sean controlados, apenas una pincelada de color en el cuadro de una pareja.
Hasta ahí los celos naturales. ¿Qué pasa cuando los celos se descontrolan?
A veces, una excesiva preocupación suele implicar una necesidad de control que estaría más relacionada con la posesión que con el amor. Cuando los celos son enfermizos, la persona celosa exige y demanda cada vez más del otro. El miedo a perder su amor y su favor comienza a ser un pensamiento obsesivo y continuo.
El celado siente que la relación se vuelve asfixiante y se siente agobiado y vigilado. Generalmente las actitudes cariñosas del celoso se van volviendo agresivas y el amor del celado se convierte en temor y hastío.
Lo más paradójico es que los temores del celoso patológico suelen ser infundados. Ve rivales y situaciones equívocas donde no las hay. Acusa al amado de mentiroso o desleal, incluso de infiel, cuando esto no es así.
Una de las señales de alarma sucede cuando las escenas o los planteos desmedidos de una de las dos partes se vuelven cotidianos sin depender de un hecho puntual.
- Tu pareja empieza a controlar tus movimientos con llamados telefónicos reiterados para saber dónde estás y cuándo llegas. Incluso si ya has explicado con anticipación dónde estarás.
- Hay cada vez más planteos acerca de tu relación con tus amigos y familiares. Tu pareja quiere que compartas menos tiempo con ellos para estar los dos solos.
- Tu pareja comenta y critica tu manera de vestir y tus gustos. Especialmente aquellos que son diferentes de los suyos.
- Si dejas la computadora abierta o el teléfono móvil sin guardar, tu pareja encuentra cualquier pretexto para revisar o mirar de cerca.
- Tu pareja tiene celos de tus compañeros de trabajo, jefes y sospecha de cualquier reunión laboral que tengas.
- La relación se ha resentido en los últimos tiempos porque resulta intolerable el nivel de celos en la pareja. Los celos son el tema principal de cada conversación y rato juntos.
El amor y la relación de pareja se basan, principalmente en el respeto y admiración mutuos. Cuando el celoso entra en esta espiral de celos patológicos, estas dos premisas se resienten. El celoso se siente traicionado e irrespetado. El celado también siente que le faltan el respeto y lo acusan en falso, se siente injuriado.