Desobedecer es algo que los niños hacen con frecuencia. Sin embargo, ¿cuando debe considerarse ésta conducta como algo patológico?
La conducta de desobediencia se produce cuando:
- Un superior (padre…) ordena al niño que realice una conducta y este no responde a su petición.
- Un superior pide al niño que interrumpa su conducta actual y el niño no interrumpe la conducta.
- El niño no realiza una conducta que se ha establecido que por norma tiene que realizar.
- El niño lleva a cabo conductas que explícitamente se han prohibido.
Sin embargo, existen situaciones en las que aun cuando estos criterios se cumplan no queda claro que se pueda hablar de desobediencia.
- Por ejemplo, la primera de ellas hace referencia a la existencia de forma simultánea de dos órdenes incompatibles.
- Los estudios que se han realizado en este campo, han puesto de manifiesto que éstas son conductas de gran prevalencia en los primeros años de vida, pero que tienden a desaparecer con la edad.
Esta categoría incluye un subgrupo de comportamientos desafiantes, desobedientes que exceden los límites de la normalidad, tanto por su excesiva frecuencia como por su mayor gravedad de las conductas exhibidas.
Los rasgos esenciales de este trastorno lo constituyen: un patrón de negativismo, hostilidad y conducta desafiante, caracterizado por la presencia de comportamientos como encolerizarse; discutir con los adultos, hacer deliberadamente cosas que molestan a otros, etc.
Es preciso diferenciar: El trastorno por oposicionismo desafiante del trastorno de conducta. Aunque ambas incluyen comportamientos como rabietas, etc… El trastorno de conducta incluye o implica una mayor gravedad, en cuanto que supone una violación de los derechos básicos de otros.
En relación a cuántos niños y adolescentes padecen trastorno por oposicionismo desafiante, los estudios realizados hablan de las cifras entre el 2 y el 16 por 100.
Antes de la adolescencia es más común en los niños, después, no existe diferencia entre ambos sexos.